¿Se puede extrapolar el inquietante destino del Real Zaragoza al de todos los proyectos aragoneses?. ¿Es posible que estemos condenados a la medianía por designio de origen inescrutable?. ¿O es nuestra propia forma de ser la que nos separa del liderazgo?.
jueves, 3 de septiembre de 2009
Artículo: Destino mediano
El Real Zaragoza, uno de los equipos de fútbol aclamados en nuestra región, ha luchado denodadamente en los despachos para contratar a los jugadores que faltan para hacer una plantilla de garantías. Pero, finalmente, no llegaron todos.
Al parecer, tras dos descensos muy cercanos, la transmisión de historias de impagos a clubes, extrañas políticas de fichajes y poco cuidadosos tratos a jugadores, se hace más difícil comprar y convencer. Poco importa la historia o los títulos, el Real Zaragoza es, ahora, una medianía. No se ha sabido ser grande, siguiendo ejemplos de otros equipos como Sevilla o Villareal, histórico y nuevo rico.
En un extraño fenómeno, el Real Zaragoza cuando intenta ser grande, acaba hundiéndose. Si una temporada sale buena de chiripa, como el año de Chechu Rojo de entrenador y la posibilidad de la Champions en juego, no hay manera de mantenerse en la siguiente. Si se recurre al dinero y se hace una inversión bárbara en buenos jugadores, como el año pasado, directos a Segunda División. Es como si alguna extraña línea del universo, un guiño cómico o trágico del destino, quisiera recordar por siempre a los proyectos aragoneses donde está su sitio.
¿Se puede extrapolar el inquietante destino del Real Zaragoza al de todos los proyectos aragoneses?. ¿Es posible que estemos condenados a la medianía por designio de origen inescrutable?. ¿O es nuestra propia forma de ser la que nos separa del liderazgo?.
¿Se puede extrapolar el inquietante destino del Real Zaragoza al de todos los proyectos aragoneses?. ¿Es posible que estemos condenados a la medianía por designio de origen inescrutable?. ¿O es nuestra propia forma de ser la que nos separa del liderazgo?.
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