domingo, 30 de junio de 2013

Artículo. ESCRACHE


Después de “preferentes” o “prima de riesgo”, una nueva palabra se introduce en nuestro vocabulario con motivo de la crisis: “escrache”. No es un término de aquí, lo hemos cogido de otra crisis económica de gran calado, la del llamado “corralito” en Argentina. Aparece en el diccionario de “americanismos” de la Real Academia de la Lengua y se refiere a esa forma de protesta que acerca el malestar que vivimos casi todos a los que siguen insistiendo en negar toda su responsabilidad en lo que está sucediendo.

El ciudadano de a pie ya no puede más. No comprende que los que deben legislar para establecer las reglas del juego se desentiendan de ello, atribuyendo las responsabilidades en abstractos conceptos como “mercados” o “capitalismo”. No acepta comportamientos que reafirman la sensación de que existe una “casta” política rodeada de prebendas, que no entiende o no sabe cómo es la realidad. No perdona que los paganos de la crisis sean siempre los mismos, mientras se confirma que los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos.

Y puesto que los políticos han blindado a las instituciones para que a los ciudadanos les resulte muy difícil hacer llegar su voz, la única vía de protesta posible es la de acercarse a ellos directamente. El método ya se está criminalizando porque resulta molesto, pero yo soy de los que creen que para eso se les pagan. Y si en las horas de trabajo no responden, habrá que buscarles fuera. Por lo menos así nos aseguramos de que los legisladores sienten un malestar del que parecen estar muy lejos. 








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