lunes, 28 de abril de 2014

Los canales también mueren

El cierre de canales de la Televisión Digital ha pasado a un primer plano en el debate público después de que las principales plataformas hayan decidido dar batalla, dicen ellos que más que contra la sentencia judicial frente a la inacción del Gobierno. Tanto el grupo Atresmedia como Mediaset han hecho lo que saben hacer los medios de comunicación de masas, crear productos audiovisuales que alimenten el interés y generen debate para destacar el asunto en la agenda pública. En el caso de la empresa de capital italiano, propietaria de Telecinco o Cuatro, su anuncio en el que dos personajes animados que habían interpretado a sus canales en otras campañas son atropellados, ha causado incluso una polémica que, claramente, propicia el interés sobre su causa.








Lo cierto es que la sentencia judicial que obliga a cerrar esos canales se basa en un planteamiento jurídico que señala directamente al anterior Gobierno y su discrecionalidad a la hora de repartir frecuencias. Así explicado, suena a presunto caso de trato de favor desde la clase política a la empresarial. Caso que podría repetirse de nuevo.  Y es que las cadenas acusan al Gobierno actual de no hacer nada cuando podría hacer actuado para evitar el cierre, pero ¿qué político dejaría pasar la posibilidad de repartir de nuevo las licencias televisivas con sus propios criterios? Lamentablemente, el control mediático sigue siendo un deseo muy apetecible para los gobernantes, que choca en muchos casos con los intereses de las empresas y siempre con los de los ciudadanos. 


Sobre los canales que vamos a dejar de ver, estoy seguro de  no sentir ningún sentimiento de pérdida en cuanto a la Nueve y la Siete. La primera es un batiburrillo, lo que no se debe hacer con un canal secundario. La segunda ha optado por las telenovelas y series y películas "culebroneras", por lo que se ha convertido en una opción residual para mí. Respecto a los canales del grupo de Atresmedia, sí que sentiré la pérdida. Especialmente con La Sexta 3, que había conseguido una identidad propia más allá de las películas que emite, y Xplora, que aunque debo admitir que había perdido el norte desde la fusión de La Sexta con Atresmedia, era una buena oferta, especialmente los ‘Empeños a lo bestia’. Espero seguir viendo a la familia de Detroit en La Sexta. Por cierto que me vale el comentario para felicitar a este último grupo mediático por su trabajo con los canales de TDT. Sólo lamento que la elegida para desaparecer no haya sido ‘Nova’…


domingo, 20 de abril de 2014

Ocho apellidos vascos


Muchos están intentando explicar estos días el sorprendente éxito de la película ‘Ocho apellidos vascos’, que está batiendo todos los récords de recaudación de una película rodada en español y con actores de la tierra. No creo que haya algún factor nuevo o impredecible. Estoy convencido de que más bien fueron los deméritos o las prioridades de los responsables de la industria del cine español los que provocaron durante mucho tiempo un divorcio que hoy parece superado.

Porque, para empezar, el éxito de la película de Emilio Martínez Lázaro -por otro lado uno de los directores que casi siempre han sabido dar con el favor de la gente en mayor o menor medida- no es algo aislado. Quizá ha sido el más grande y escandaloso, pero no el único. Sin ir más lejos, el año pasado otras tres comedias españolas alcanzaron el número uno en recaudación sin hacer tanto ruido pero con el mismo mérito. ‘Tres bodas de más’, ‘Las brujas de Zugarramurdi’ o ‘La gran familia española’ demostraron que había un hueco para el cine propio en la cartelera.

Tan sólo se trata de responder a los gustos probados de un espectador que hasta ahora no encontraba en el cine de aquí los mismos contenidos que en el que venía de fuera. En el momento en el que hemos sido capaces de atender con solvencia a las fórmulas del éxito universales, el público ha respondido.


Pero hay otro factor que no debemos obviar: la importancia de una buena promoción. Un aspecto históricamente poco atendido en la industria de aquí que hacía que la gente no fuera a ver cine español principalmente porque no sabía que había películas nuevas en cartel. Pero desde que los grandes grupos de comunicación han creado, casi obligados por ley, sus propias divisiones cinematográficas, la promoción ha recibido un fuerte impulso en las principales plataformas televisivas. Y eso se ha notado. Especialmente si se acierta en la forma de hacer esa promoción, como es el caso de ‘8 apellidos vascos'.


Clemente no es un apellido vasco, que disgusto se va a llevar el padre

jueves, 10 de abril de 2014

El éxito de 'Juego de Tronos'


Ha vuelto 'Juego de Tronos' en serie de televisión. Comienza la cuarta temporada de ese ingente proyecto de la cadena de cable HBO que se propone presentar en imágenes para televisión el complejo mundo creado por George R. R. Martin.

Yo no he leído las novelas. He decidido que quiero sorprenderme con lo que ofrece la serie, seguir sintiendo emociones como la que nos deparó el noveno capítulo de la primera temporada y que, definitivamente, me hizo amar esta producción, siendo completamente "virgen". Aunque a veces sea más que complicado, aunque me animen a disfrutar de la lectura de unos libros que prometen, he decidido apostar por el audiovisual. Y ya luego…


El autor de las novelas de 'Juego de Tronos'  y también del guión de alguno de los capítulos de la serie.


El guión, el universo que nos muestra 'Juego de Tronos', es indudablemente la base principal del éxito. Y, así, no se puede negar que el trabajo de George R. R. Martin debe ser valorado como la base en la que se asienta todo lo demás. Pero el buen trabajo de los creadores televisivos es fundamental para que un nuevo proyecto no pase desapercibido, consiga atraer a toda una legión de seguidores y, además, concite la unanimidad de la crítica. El hecho de que el propio autor de las novelas se atreva con labores de guión, indica que hay comunión entre lo escrito y lo rodado.

Hay que reivindicar a los que deciden las líneas básicas argumentales, sabiendo que hay que mantener la esencia de los libros recortando buena parte de lo que estos ofrecen. Que por mucho que se enfaden los fundamentalistas de la historia original, hay que elegir entre las tramas y los personajes. O hay que adaptarse a las necesidades presupuestarias para, por ejemplo, dar la sensación de estar en medio de una guerra sin que veamos ni una sola batalla.


Una de las escenas previas o posteriores de las batallas que nunca se vieron.


Hay que felicitar a los que definen a los personajes dotándolos de esas características que los hacen tridimensionales. Porque no es tan fácil plasmar lo que está escrito para una novela en un guión cinematográfico. La forma de moverse, la forma de mirar o de reaccionar nos dirán más de uno de los protagonistas que lo que dice. Aunque es necesario reconocer que 'Juego de tronos' está lleno de frases para la posteridad.

Y, por supuesto, felicitar a los responsables de un casting asombroso, que ha unido a los lectores con la audiencia televisiva. Porque me dicen los que han leído las novelas que la Cersei de la serie es la que ellos imaginaban, que la Sansha televisiva les conmueve tanto como la del libro, que Tyrion no puede estar más acertado… Y Joffrey, ¡qué papelón está haciendo Jack Gleeson! No se si me gustaría estar en su piel cuando sale a la calle con la posibilidad de encontrarse con un fan de los Stark.


Joffrey es uno de los personajes más odiados de la saga.


Porque el éxito de esta serie es también un éxito de los actores. Un grupo de interpretes fundamentalmente británicos que nos sorprenden con su calidad interpretativa. Yo siempre he dicho que las series que triunfan son las que saben perfilar perfectamente a sus personajes, que consiguen crear complejas personalidades, y eso lo transmiten sin duda los protagonistas de 'Juego de Tronos'.

Así que ahora toca disfrutar de la cuarta temporada a la espera de la sorpresa debida en forma de muerte.


Una de las impactantes imágenes que propone 'Juego de Tronos'.

lunes, 7 de abril de 2014

Articulo: A la carrera

Los que ya lleváis años leyéndome sabéis que, aunque piense que escribir de ciertos asuntos y nombrar a algunas personas no es nada beneficioso para uno mismo, no puedo dejar de entrar al trapo de la actualidad más vergonzosa. Más aún si es la expresión de la descomposición de una casta, la de la alta política, que ya no está sirviendo a nada ni a nadie. Porque si toda una presidenta de partido que, supuestamente, ha dedicado su vida al servicio público se siente con fuerzas para huir de la policía derribando la moto de uno de los agentes en el camino, que no se atreverá hacer con gente como yo, un “mindungui” acogotado por la crisis que nos rodea.

El escándalo “Espe a la carrera” es todo un ejemplo de los males que acucian a nuestro sistema político, en manos de las mismas personas y familias desde hace décadas. Muestra descarnadamente el desapego de los dirigentes a la sociedad real, quizá el más absoluto desconocimiento, provocado por décadas de vidas bajo el prisma de asesores pelotas, en el universo protegido de unas instituciones cada vez más cerradas a los ciudadanos, donde el dinero contante y sonante apenas se usa porque todo lo pagan otros o los precios de lo básico nunca responden a lo que hay en la calle. Los que son jóvenes están en la alta política porque llevan décadas reproduciendo los esquemas de los que se retirarán cuando se jubilen. Ni siquiera los nuevos consiguen despegarse de una estructura de poder y de incentivos que atrapa a base de privilegios.


Y entonces llegan los discursos paralelos propios del que vive en otro mundo. Como la defensa de los agentes de la ley bajo cualquier concepto hasta que le tocan a uno. Entonces ya no todos son buenos. Y los que aún tenemos la suerte de no estar “partidariamente” contaminados, escuchamos y vemos y nos debatimos entre si reírnos o auto exiliarnos.

Viva el humor de la gente

martes, 1 de abril de 2014

Ya lo conocimos: el final de 'How I met your mother'

Estoy viendo pasar mi vida a través de series de televisión que también se hacen hueco en ella. Como una experiencia vivida más, un recuerdo unido a mejores o peores momentos. Y es que nueve años son muchos años. Y eso es lo que ha durado 'How I met your mother' 'Cómo conocí a vuestra madre', sin duda, para mí, una de las mejores comedias de las historia en televisión, digna sucesora en el tiempo de otra de las más grandes, si no la más, 'Friends'.

Para mi Ted, Barney, Lily, Marshall y Robin son ya parte de mi propia historia. La suya, la que han creado Carter Bays y Craig Thomas, ha influido en la mía. Sus formas de ser, de sentir, de vivir, han arraigado dentro de mi y se han convertido en una referencia más de esas muchas que nos convierten en lo que somos. Eso es lo que consigue una experiencia que deja huella.

Puede gustar más (mi caso) o puede gustar menos, podemos valorar su evolución a lo largo de los años, catalogar sus baches y sus "subidones" e incluso cometer el error de confundir el todo con un final, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que el universo de esta serie es único. Ha sabido hacerse un hueco y destacar con unas características de formato que la definen claramente. Su estructura temporal, sus temas recurrentes, sus momentazos "legen… darys", sus guiños hasta el último momento, ¡esas personalidades tan características!… han hecho de esta comedia una serie coherente y con una línea bastante clara para lo que podemos ver en otros inventos. 

Yo quedo satisfecho. He incluso emocionado después de ver el final. Para mi ha sido perfecto incluso con el final sorpresa que, bien pensado, tampoco lo es tanto. Me alegra haberlo disfrutado, pero me duele dejar de ver a estos cinco grandes protagonistas y su universo. Os echaré de menos…