Termina una nueva temporada de Gran Hermano, uno de los programas más veteranos de la televisión.
Posiblemente esta decimoquinta edición sea recordada como una de las más
anodinas de toda la historia. Por eso, muchos de los que seguimos con orgullo
el ‘reality’ de convivencia por antonomasia esperamos que la ganadora sea
Paula, una joven tan divertida como inmadura que se ha convertido en la mayor
animadora de esa casa.
Paula en uno de sus "momentos" |
Todos los grandes conflictos, al menos los más grandes,
han pivotado alrededor de ella. Así que algunos de los muchos que hablamos de
este programa pensamos que ese protagonismo necesario entre un casting fallido
debería ser recompensado.
Más allá del ganador, lo más curioso de esta etapa
del popular concurso ha sido su inapelable éxito de audiencia pese al poco
atractivo desplegado. Quizá ha bajado tres puntos respecto a la última edición,
pero también ha cambiado la forma de ver televisión y ahora es muy difícil
mantenerse por encima de un 20% de cuota de pantalla durante tres meses.
El logotipo de la edición 15 de Gran Hermano |
Y
además ha tenido la fuerza suficiente como para aguantar en prime time un
debate. Tan fuerte como siempre. Ya preparan el GH VIP.
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