Dice la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia
que los contenidos del programa Sálvame
de Tele 5 no se adecúan a la franja de protección infantil en la que se emite.
Y, además, advierte de que es posible que se esté haciendo publicidad
encubierta en alguna de las secciones. Así que el buque insignia de Tele 5, que
cada día atrae a millones de espectadores durante horas, está seriamente
amenazado de ser sancionado con multas millonarias si no empieza a cambiar.
Pero claro, el cambio puede amenazar a la fórmula del éxito. ¿Cómo se
transforma un programa que se basa en la forma de ser de sus colaboradores?
¿Qué se toca en esta tertulia alocada en la que se potencia la naturalidad
sobre todas las cosas?
Cuidado con lo que se dice a partir de ahora |
De entrada, quizá crecido por el efecto que consiguió
sobre Pedro Sánchez, Jorge Javier Vázquez se saltó su día libre para encabezar
una protesta en directo ante “la amenaza seria a nuestra continuidad” que
supone la advertencia de Competencia. Miedo deberían tener los responsables de
la Comisión a los entregados contertulios de Sálvame. Como se lo propongan les
sacan todos sus trapos sucios, sean o no verdad.
La fórmula "naranja" o "limón", que se ha puesto en marcha esta misma semana para intentar "diferenciar" de alguna forma los contenidos durante las intensas cuatro horas de programa, no parece ser una solución real. Se basa, única y exclusivamente, en la coacción a los tertulianos para que estén más tranquilos, así como en cambiar términos en los rótulos y contenidos en los reportajes. Pero, insisto, ¿cómo se pone coto a los desmanes propios de discusiones como las que dan forma a un programa como este?
Logotipo y lema para la protesta |
Y luego está el siguiente debate: ¿es la tele la que se debe regular por espacios o las familias las que deben procurar que sus niños no vean lo que no deben? Si yo tengo un problema de obesidad, ¿es mi problema o el de la pastelería que tengo de camino a casa?
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