jueves, 17 de noviembre de 2011

¡¡A votar!!


¡Venga!. ¡A ponerse contentos que ya llega el día!. Nos toca otra vez votar. Y aunque en el 2011 pueda parecer lo contrario, lo cierto es que es extraño que a los ciudadanos nos toque opinar directamente más de una vez al año. Así que hay que aprovechar todas las oportunidades posibles para ejercer uno de los derechos fundamentales que nos confiere un sistema que, al menos formalmente, es democrático.


Si eres de los probables ganadores, ¡reafirma tu opinión aunque creas que ya está todo hecho!. Si eres de los probables perdedores, ¡no dejes de apoyar tus ideas aunque pienses que ya no hay opciones!. Si no crees ni en uno ni en otros, ¡también puedes votar a cualquiera de las otras muchas opciones!. Y si no crees en nadie, ¡muestra de alguna forma tu espíritu crítico porque quedarse en casa solo es eso, quedarse en casa!.

¿Por qué nadie apuesta por llenar las urnas con votos nulos?. ¿Y si todos los desencantados con lo que estamos viviendo y las opciones que existen crean su propia papeleta?. ¿Acaso no es una clara forma de dar visibilidad a sus reivindicaciones?. Porque, además, es una leyenda urbana que desde el movimiento del 15-M se recomiende la abstención. Más bien se apuesta por una participación crítica, pero, al fin y al cabo, participación.


Y, por último, comienza a ser obligado el demostrar que valoramos nuestra opinión en las urnas después de ver como, en apenas una semana, los amenazantes “mercados” han conseguido deponer dos gobiernos democráticos e imponer a sus nombres “tecnócratas” con sus presiones sobre la deuda pública. Parezco obsesionado con este tema, pero es que empieza a ser un asunto alarmante.

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