¿Qué es lo que ha conseguido
exactamente La 1 de TVE programando Águila Roja con el verano casi empezado
para cortar la emisión apenas seis capítulos después de una temporada de trece? Yo no lo tengo claro. La única estrategia posible que se me ocurre es la de darle
mucha promoción y más emoción a un final que ahora ha sido anunciado pero hace mucho que estaba asumido.
Muy por
encima del mágico 20% de cuota de pantalla en audiencia durante sus cinco
primeras temporadas, aún por encima de la media en la sexta, el bajón llego
con la séptima entrega, de repente. Casi 7 puntos porcentuales de audiencia se dejó
en aquella emisión el águila televisivo, en los apenas 5 meses que separan diciembre de finales
de abril.
Las dos temporadas siguientes ya no han podido superar el 13% de
media de aquella séptima temporada. ¿Qué pudo pasar para que el público diese
la espalda a su héroe tan bruscamente? Yo no lo sé. Hace tiempo que había abandonado la
serie. Pero muchos que la veían me han dicho que se cansaron de tramas inconsistentes o demasiado enrevesadas, así como de situaciones muy repetitivas. Por ejemplo, ¿cuántas veces ha estado Satur a punto de morir? En la vida real, cuanto tanto te ronda la muerte, lo normal es que mueras.
A mi Águila Roja me gustó mucho en su estreno. No sólo por la apuesta atrevida y
diferente, sino por su cuidada producción de exteriores y sus personajes
torturados. Yo creo que ha sido una serie necesaria. ¿Por qué la dejé entonces? La búsqueda del Santo Grial no me atrajo
nada de nada. Quizá con una trama horizontal más creíble y cercana a la realidad del Siglo de Oro español. ¡Como la del asesino en serie de la segunda!