sábado, 30 de julio de 2016

El Águila Roja va a dejar de volar


¿Qué es lo que ha conseguido exactamente La 1 de TVE programando Águila Roja con el verano casi empezado para cortar la emisión apenas seis capítulos después de una temporada de trece? Yo no lo tengo claro. La única estrategia posible que se me ocurre es la de darle mucha  promoción y más emoción a un final que ahora ha sido anunciado pero hace mucho que estaba asumido. 


Es ya, para siempre, el súper héroe español más televisivo.


Muy por encima del mágico 20% de cuota de pantalla en audiencia durante sus cinco primeras temporadas, aún por encima de la media en la sexta, el bajón llego con la séptima entrega, de repente. Casi 7 puntos porcentuales de audiencia se dejó en aquella emisión el águila televisivo, en los apenas 5 meses que separan diciembre de finales de abril. 

Las dos temporadas siguientes ya no han podido superar el 13% de media de aquella séptima temporada. ¿Qué pudo pasar para que el público diese la espalda a su héroe tan bruscamente? Yo no lo sé. Hace tiempo que había abandonado la serie. Pero muchos que la veían me han dicho que se cansaron de tramas inconsistentes o demasiado enrevesadas, así como de situaciones muy repetitivas. Por ejemplo, ¿cuántas veces ha estado Satur a punto de morir? En la vida real, cuanto tanto te ronda la muerte, lo normal es que mueras.


Sátur nunca muere, aunque siempre esté cerca.


A mi Águila Roja me gustó mucho en su estreno. No sólo por la apuesta atrevida y diferente, sino por su cuidada producción de exteriores y sus personajes torturados. Yo creo que ha sido una serie necesaria. ¿Por qué la dejé entonces? La búsqueda del Santo Grial no me atrajo nada de nada. Quizá con una trama horizontal más creíble y cercana a la realidad del Siglo de Oro español. ¡Como la del asesino en serie de la segunda!




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