miércoles, 19 de octubre de 2016

De "triunfitos" y los egos de Risto y la Milá


Los triunfitos originales recuerdan cómo empezó todo
Televisión Española ha emitido con éxito el primero de los tres documentales que recuerdan el fenómeno Operación Triunfo, 15 años después de su exitoso estreno. En ellos están la ganadora Rosa, los triunfantes Bisbal o Bustamante, o los menos triunfantes pero igual de recordados Chenoa, Manu Tenorio, Javián, Vero o Gisela, entre otros. Fueron los protagonistas de un pelotazo sin igual en la televisión. Más de 10 millones de personas se reunían entonces, cada lunes por la noche, para seguir las evoluciones de un grupo de jóvenes que aspiraban a triunfar en la música. El formato es original de la empresa catalana Gestmusic, de la que son responsables los componentes de La Trinca. Una academia de canto convertida en el éxito más relevante de la televisión en las últimas décadas, incluso por encima de las primeras ediciones de un sorprendente Gran Hermano. Quizá una de las razones por las que despertó tanto interés, más allá del crecimiento musical de unos jóvenes que en algún caso han llegado al estrellato internacional, fue que ganar supusiera convertirse en el representante español en Eurovisión. De rebote, aquel experimento impulsó un certamen que ya no tenía la relevancia de décadas atrás. Si el recuerdo funciona, no descarten la vuelta del programa.


Algunos de los triunfitos participantes en los documentales. 



El tiempo de Risto, o cuando el espectáculo se mezcla con el talento
Después de tres ediciones en La 1, la cadena que le vio nacer, Operación Triunfo se mudó a Telecinco. La pública empezaba a apretarse el cinturón y se agobió con el coste/beneficio del programa. Como la audiencia había sufrido cierto desgaste, no renovó para una cuarta edición y la cadena amiga estuvo al quite. Fue más o menos entonces cuando Risto Mejide llegó al jurado. Lo que hasta entonces había sido un programa centrado en la capacidad de superación de los concursantes, un verdadero talent, se convirtió en una especie de escarnio público donde un grupo de chavales tenía que exponerse cada jueves a la ira de un jurado censor y desunido, dominado por las impertinencias del publicista catalán. Aquellos dos primeros años en Telecinco, Operación Triunfo perdió algo de su magia. Lo más esperado ya no era la actuación, sino el veredicto. Se había decidido primar el espectáculo sobre el talento. Los resúmenes diarios, que en La 2 mostraban cómo se trabajaba una canción en la academia, se concentraron entonces en los lloros y conversaciones personales. Ahora me alegra ver que en nuevos programas de talentos como La voz, el espectáculo recae sobre los famosos haciendo el paripé en sus sillones, y no sobre los pobres concursantes. Me apena, en cambio, comprobar como los comentarios sobre el, documental de los primeros triunfitos han derivado en rencillas escenificadas y antiguos desamores.



Y entonces llegó él.



La alargada sombra de Milá sobre GH

La última vez que Mercedes Milá estuvo en el plató de Gran Hermano, en la primera gala de esta edición, dijo que necesitaba dejarlo y dedicarse a otras cosas. Le dolía, casi lloró, pero se mostró convencida de que lo mejor que podía hacer era marcharse. Pero con personas como la Milá, con mucho ego y demasiado carácter, las retiradas nunca son completas. La “madre” del formato no ha tardado demasiado en reivindicarse y ha escrito en twitter que le apenan las bajas audiencias de este año. Mediaset, acertadamente, ha respondido negando que el programa vaya mal. No Mercedes, no es por ti.

No hay comentarios: