jueves, 10 de diciembre de 2009

Artículo: Empíricamente

No hace falta más que ver un programa de Iker Jiménez para observar y sentir el mundo que nos rodea con otros ojos. Al menos, con algo más de intención. Para llegar a vislumbrar entre las sombras las evidencias de una dimensión que desconocemos, descubrir presencias ocultas o adivinar presuntos mensajes.



Vale que, dicho así, puede sonar a coña para muchos. Pero, si lo pensamos, ¿no debió ser lo mismo cuando un iluminado aseveró que el mundo entero no era más que una suma de pequeñas partículas llamadas moléculas o átomos?. ¿Acaso no sería carne de programa del Iker Jiménez el mismísimo togado que, después de matar una gallina delante de su Dios con cabeza de cuervo, asegurase ante la concurrencia que vivíamos en un lugar redondo como una pelota?. ¿Cómo no acoger la teoría con incredulidad si la experiencia empírica nos asegura que sólo los equilibristas son capaces de mantenerse de pie sobre una pelota?. Porque la teoría de la gravedad llegó muchísimo después…



Argumentando así, puede resultar ingenuo el dar por sentadas las cosas que pasan simplemente por ser demostrables empíricamente. ¿O no?.

Vamos, que no sé y casi prefiero no saber. Mejor vivir la vida sin dar por sentado nada de lo que pueda ocurrir. Por si acaso. De hecho, nos acercamos al 2012 y no dejamos de recordar la teoría de un iluminado maya que dice que entonces todo acabará. Con las pruebas empíricas en la mano, lo sencillo es tomarse tal predicción a broma pero… ¿es lo inteligente?.

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