Cuántos de los que leéis esto os habréis preguntado, tal como lo hacía yo antes de preguntarlo, qué es lo que real y prácticamente hacen nuestros representantes políticos en el interior de sus pomposos edificios oficiales. Seguro que muchos os habéis cuestionado en qué ocupan su tiempo durante sus jornadas laborales además de sentarse en los hemiciclos, curiosamente semi-vacíos en muchas ocasiones, para apretar los botones que les indican dos o tres elegidos de sus filas.
Pues el otro día pudimos ver en el informativo de una cadena de televisión uno de esos momentos que, al respecto, resulta muy explicativo. Los diputados Aguirretxea y Tardá, del PNV y ERC respectivamente, intentaban desentrañar los posibles significados y, en consecuencia, las afecciones de uno de los artículos del proyecto de la nueva Ley del Aborto. Ambos querían hallar el enunciado perfecto para expresar lo que, entiendo, reflejase más correctamente el punto medio entre el consenso y la propia ideología. Asistimos a una de esas negociaciones que se dan entre los representantes políticos al crear una norma. Uno de esos debates sosegados y razonados que son necesarios en el ejercicio de legislar y que, desgraciadamente, se escamotean a los ciudadanos, obligados a ser testigos de grandes declaraciones y frases ensayadas de desencuentro en los grandes debates del hemiciclo.
Es por esto que pienso que, la próxima vez que el Congreso o el Senado haga jornadas de puertas abiertas, los políticos deberían estar trabajando dentro para comprender mejor su labor. Para que los ciudadanos sean testigos de todo lo bueno que pasa por las salas de debate y los pasillos de los edificios legislativos.
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