lunes, 25 de abril de 2011

Tambor, tambor...

Nunca me había creído demasiado apegado a las costumbres de mi tierra... Si muy identificado, pero no condicionado o... como lo diría... atrapado!!.

Llevaba alejado dos años enteros de mi tambor, el que con tanta ilusión compré hace ya mucho tiempo a uno de los compañeros de toque del mismísimo Buñuel, acompañado además por mi gran amigo Jorge. Y al cogerlo este año, quizá por estar bien acompañado, por sentir sus ganas, por estar rodeado de ambiente tamborilero, me puse muy nervioso e incluso me emocioné...

La de la rompida de la hora fue una gran noche. A la altura de aquellas que pasaron hace tiempo y no entiendo por qué no continuaron. Como si el cambiar de vida fuera motivo para dejar de querer y de emocionarse con las cosas que te emocionaron en otro tiempo... Pero cuando son emociones básicas y arraigadas como el tambor en mi pueblo, al final vuelven las mismas sensaciones... Yo he tenido la suerte de vivirlo este año.

2 comentarios:

Yorch dijo...

¡Que gracia! yo tambien recorde este año aquel momento en que compraste tu tambor en calanda, que tiempos,... Bueno a ver si un rato de estos te llamo y te felicito como dios manda. Besos

Yorch dijo...

Por cierto, salisteis muy guapos en la tele