Los políticos rentabilizan la televisión espectáculo

Pablo Iglesias cantó en un programa especial de El hormiguero de Antena 3, en horario de máxima audiencia. A ver que es lo que hace esta semana el anunciado Albert Rivera, que ya ha hecho de copiloto de rallies junto a Jesús Calleja en Cuatro y ha hablado de su música favorita con Mª Teresa Campos en Qué tiempo tan feliz de Tele 5. En el programa de las hormigas Soraya Sáenz de Santamaría se arrancó a bailar. Pedro Sánchez estuvo allí hace tiempo, pero se la jugó algo menos. Exactamente jugó al baloncesto, que es lo que ha hecho toda la vida. Aunque, eso sí, en Planeta Calleja se atrevió a colgarse de un precipicio. Los nuevos políticos ya no temen a la televisión espectáculo. 

La razón hay que encontrarla en la rentabilidad. Ahora se llevan los representantes cercanos, y para llegar al gran público no queda otra que remangarse y participar en los juegos que nos proponen los grandes personajes televisivos. 

En este sentido, hace tiempo que los legisladores estadounidenses perdieron la vergüenza. En un país donde el espectáculo es norma y todo se mide con criterios de rentabilidad, comprendieron que su misión era atraer a la audiencia. De hecho, el baile de Soraya se basa en el que se marcó la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, en el programa de Ellen DeGeneres.

Su marido, Barack Obama, tampoco se quedó atrás cuando visitó el show...

No nos engañemos, siempre habrá más público para ver a políticos bailar o cantar que para comprobar cómo se escabullen de las preguntas de periodistas “serios” como Ana Blanco o la temida Ana Pastor. 

Algunos, puestos a elegir, prefieren este entorno.

Ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez consiguieron grandes audiencias en su entrevista "seria" con la incombustible presentadora de TVE. No llegaron al trending topic que si alcanzaron los representantes de Podemos y Ciudadanos. La nueva tele parece ahora hostil con "la vieja política". Menos mal que quedan espacios como En la tuya o en la mía, un programa de entrevistas amable, en el que el exitoso Bertín Osborne procura no molestar ni poner en ridículo. Ahí, en ese entorno que no obliga a arriesgar, estarán Rajoy y Sánchez las próximas semanas. En busca de la audiencia que necesitan.

Rajoy y Sánchez sí se atreven con Bertín Osborne.