sábado, 18 de octubre de 2008

Mis 'bichos' favoritos (1): Tiburón

Aunque se que tengo abandonada las antes habituales secciónes 'Cine de los 80' o la de 'Series que yo veo' (posible título figurado), me voy a permitir iniciar otra que, no nos engañemos puede quedarse en tres entregas, como cualquier programa cancelado de televisión.
Siguiendo el rebufo del Festival de Sitges, en el que por cierto he visto menos películas de bichos de las que me gustaría, con este nueva serie de 'posts' pretendo hacer un homenaje a las películas que giran alrededor de un monstruo, criatura sorprendente o bicho cabrón. Desde muy chico me he sentido especialmente atraído por ellas y quizá tiene mucho que ver en ello el primero de mis protagonistas: un escualo gigantesco que protagoniza la alucinante película 'Tiburón', de Steven Spielberg.


Si algún día llego a dirigir una película (ayyyyy!!!) me gustaría poder hacerlo, para alegría de mis productores, con la misma resolución que el joven Spielberg. Tan sólo hace falta una noche con luna, una señorita bañándose sola en la inmensidad de un oscuro océano, unos fantásticos acordes musicales de John Williams (reconozco que decir 'tan sólo' hablando de las composiciones de este tío es algo parecido a una ofensa) y un par de estirones hacia abajo y movimientos hacia un lado y otro para instalar la tensión y el desasosiego en los espectadores. Como he leído en otro blog: "es pura inteligencia visual para provocar el miedo primario. Y todo simple, diáfano, limpio y soleado".




Así es como arranca 'Tiburon', un peliculón que narra cómo un pequeño pueblo costero ve alterada su vida cotidiana por la presencia de un ejemplar de esta especie, de extraordinario tamaño, que parece haber cogido gusto a la carne humana. El muy cabrón consigue desquiciar a una apacible comunidad, incluído a un sheriff sencillo y honesto, el jefe Brody, que ve como las necesidades políticas complican su labor de proteger a la gente. Además, la caza del tiburón le obligará a enfrentarse, en terapia de choque, con una de sus fobias: el agua.



Uno de mis bichos del cine favoritos de todos los tiempos. Aún me da palo alejarme mucho de la playa...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me quedo con los últimos 20 minutos de Tiburon 2, una más que digna secuela que quizás pierde en emoción pero gana en tensión subacuática.