Acabo de terminar la cuarta temporada de 'Mad Men', una serie triunfadora desde hace unos años en los Globos de Oro y en los Emmys, que se nos presenta en pequeñas dosis de 13 capítulos por año y que narra la vicisitudes de un grupo de publicistas (Sterling, Cooper, Draper & Pryce) en los convulsos Estados Unidos de los años 60.
A priori, y del mismo modo que no digiero muy bien determinado tipo de cine digamos... inmovilista (por el poco movimiento que hay, que raya la absoluta quietud), esta serie no responde a mis preferencias por los relatos que atrapan a través de continuos giros y revelaciones que enriquecen, en un 'crescendo', la trama... Porque eso de no saber exactamente lo que te espera en el próximo momento y esperarlo con intriga, angustia, temor, emoción... ¡Ese es el discurso bien hecho que me motiva!. ¡Y ni siquiera hace falta correr para hacer las cosas dinámicas!. Dame un Hitchcock, un Spielberg... O un 'Perdidos', un 'Supernatural'...
Pero es que en 'Mad Men' nada de nada. Ni es dinámico, ni tiene giros inesperados, ni provoca emoción... Esta serie se cocina a fuego lento. Las situaciones no explotan, se construyen con pinceladas o, simplemente, ya estaban ahí y no las habíamos visto antes. No hay banda sonora que acompañe que haga peores los malos momentos y mejores los buenos. No hay, por supuesto, finales que te dejen expectante, con ganas de más... Pero algo tiene.
Algo que me engancha temporada tras temporada. Con capítulos que merecen estar en una vitrina del buen discurso. Porque algo tendrá si un capítulo en el que, durante más del 70% de su tiempo, se desarrolla una conversación tranquila (o un poco menos pero sin estridencias) entre dos personas consigue dejarme alucinado. Pedazo momento entre Peggy y Don Draper. El a la vez seductor y pobre hombre Don Draper. Porque, esto si lo tengo claro, lo mejor de 'Mad Men' son sus personajes, el cómo están construídos.
De hecho, el creerte un personaje, el sentir que tiene una vida de verdad, es lo que determina el éxito o no de muchas series. Pero este es otro tema del que escribiré otro rato...
Mientras tanto, y aunque no sepa exactamente por qué, esperaré con cierta inquietud pero, por supuesto, sin excesivas ganas, la próxima temporada de esa gran serie que se llama 'Mad Men'. También, por supuesto, para ver su magnifica cabecera.
Que, por cierto, tiene una parodia protagonizada por uno de los más famosos personajes de televisión.
2 comentarios:
Creo que uno de los mayores defectos en cuanto a las series, o el cine en general, es que los guionistas tienen siempre la historia clara pero no saben nada de sus personajes. La biblia de personaje no existe hasta que llega el actor y claro....
Oye, siento dejarte esto aquí, pero no encuentro tu email en ningún sitio.
La imagen que tenías de Madmen era de nuestra web, y bueno, no sé si sabes que es el hotlinking pero cada vez que alguien cargaba la página nos quitas a nosotros ancho de banda. Y eso lo pagamos.
Nada, avisarte que he quitado la imagen y que deberías cambiarla.
Para cualquier cosa,
lord-d@esunalocuraperopodriafuncionar.com
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