martes, 24 de enero de 2012

Una perogrullada

Aseguran los psicólogos y educadores que firman el estudio 'Un día en la vida de un niño', encargado por una famosa marca juguetera, que “jugar no es perder el tiempo” y que los niños “deben jugar más para alcanzar su pleno desarrollo”. Y mi primera reacción al leer tal conclusión en los periódicos es la más absoluta perplejidad. Que ya se que vivimos en una sociedad en la que los estudios de todo tipo y sus conclusiones están a la orden del día, y que muchos de estos análisis sociales responden a intereses muy concretos. Que tengo claro que, quizás, concedemos demasiada importancia al trabajo de una gente que se pasa mucho tiempo haciendo cosas que un picador en la mina podría considerar como “castillos en el aire”. Pero estas conclusiones se convierten en titular de periódicos y, como tal, adquieren relevancia social. Por eso yo me pregunto: ¿es que alguna vez alguna persona de este país había pensado que jugar es malo para los niños?.


Supongo que así será. Porque un análisis sociológico debe basarse en una realidad sociológica ¿no?. De hecho el propio estudio dice que, aunque la media de juego diario de los niños no supera las dos horas diarias, los padres tienen la sensación de que están jugando todo el día. ¿Quizá porque hacen más ruido del debido y eso al final acaba 'machacando' por muy padre o madre que uno sea?. ¿O quizá porque volcamos sobre nuestros descendientes una responsabilidad excesiva basada en nuestras propias experiencias en la vida?.

Aseguran los expertos que tal advertencia sobre los beneficios del juego, esa que a mi me parece perogrullada, responde a una realidad: la cada vez más sobrecargada agenda de los más pequeños con todo tipo de actividades formativas. ¿Estamos creando genios desde la raíz?. Y... ¿cómo será un genio sin infancia?.
 

1 comentario:

YORCH dijo...

Muy bueno tu artículo, sí señor.