miércoles, 13 de enero de 2016

Me faltan Globos por ver



Siempre he sido apasionado consumidor de series estadounidenses. Más desde que la industria se ha soltado definitivamente el pelo y arriesga en historias y estilos visuales. Tienen mucho que ver el cable o las propuestas de Internet, que se han sumado a las televisiones tradicionales para producir series. 

Son más y mejores series que hace una década y, por eso, requieren más tiempo. Incluso también dinero si son exclusivas de medios como Movistar o Netflix. Más complicado es si se sigue la programación de la televisión patria, cada vez más segmentada e interesante. Así que, a no ser que algún día mis comentarios televisivos me den de comer, no veo todo lo que me gustaría. 

Había posibilidades de que los corresponsales de la prensa extranjera en Hollywood dieran sus Globos de Oro a series que no he visto. Más aún si apuestan por la novedad y transgresión incompatibles con las televisiones generalistas. 


No he tenido tiempo de verla. Gael también se ha llevado Globo.


No he visto la ganadora en la categoría de comedia, Mozart in the jungle. La veré en cuanto acabe Transparent, que ganó el año pasado y me está gustando. La historia de esa familia en cambio profundo que son los Pfefferman es realmente atractiva y las interpretaciones una delicia. 

En cambio Mr. Robot, la ganadora del Globo de oro en drama de este año, no me enganchó lo suficiente como para acabar de ver la primera temporada. Supongo que, principalmente, porque me disgusta ese protagonista taciturno al que sólo me apetece abofetear. O porque el conflicto de fondo me parece poco interesante. Al menos me alegro por Christian Slater, que con su Globo a mejor actor de reparto parece haberse quitado de encima el sambenito de ser un gafe para todo lo que tocaba en televisión.


Parece que Slater no era tan gafe como parecía.


John Hamm se merecía el premio a mejor protagonista de serie. Este y el de otros años en el que no se lo dieron. Al final ha tenido que acabar Mad Men para que, a modo de homenaje, los corresponsales se hayan decidido a hacer justicia. Su Don Draper es el alma de una serie que, en realidad, me ha apasionado tanto como me ha adormecido. Pero reconozco que nos ha dado algunos de los mejores momentos grabados en la televisión de los últimos años. 

No puedo entrar a valorar el tema polémico de la gala. No he visto la premiada interpretación de Lady Gaga en la entrega del hotel de American Horror Story. Me encantó la propuesta de la primera temporada. Pero lo dejé en la tercera, en Coven, porque me daba la sensación que aquello iba cuesta abajo y sin frenos y al final el carro se iba a destrozar contra un pedregal. Así que, a priori, me espero poco de lo que la quinta entrega de la serie de horror haya ofrecido. Del mismo modo, el Globo a su protagonista tampoco me incita a ver la segunda temporada de The Affair. Yo, con la primera, tuve más que suficiente. Al menos hasta que alguien no me diga que el tiempo la mejora como el buen vino. 


El momento más comentado de la gala de los Globos de Oro.


Si me apetece, en cambio, terminar la serie por la que ha sido premiado Oscar Isaac. He visto el primer capítulo de Show me a hero y, aunque me está costando continuar, creo que tiene buenos mimbres. También quiero ver la ganadora en la categoría de miniserie, Wolf Hall. La propuesta de la BBC emitida por la PBS merecerá la pena si es mejor que la segunda temporada de Fargo, aunque también compitiera con American Horror Story Hotel... ¿O es que a la quinta la serie de Ryan Murphy merece la pena?



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