martes, 17 de mayo de 2016

Supernatural: en la 11 llegó Él


¡Ojo! Esta entrada puede ser un spoiler en si mismo de la temporada 11 de Supernatural.


Por fin apareció. Han hecho falta 11 temporadas para ver y escuchar a un personaje continuamente citado pero nunca visto en la serie estadounidense Supernatural. En realidad comenzamos a oír hablar de él en la cuarta temporada, en la que el ángel Castiel sacó a Dean del infierno, donde ardía después de morir en el final de un tercer año memorable. El propio salvador le dijo entonces al mayor de los Winchester que Dios se lo había ordenado porque tenía una misión para él. Pero ¿dónde estaba Dios? La respuesta fue descorazonadora en un mundo amenazado por una legión de demonios intentando sacar a Lucifer de su cárcel subterránea: había desaparecido.



Los Winchester y su no tan incondicional aliado Castiel.


Así que sin él, sin el Dios cristiano, afrontaron los Winchester el que sigue siendo hoy el más complicado reto que han asumido nunca: parar el apocalipsis. Y cada vez que aparecía el nombre del Todopoderoso nos costaba entender que se inhibiera de una lucha que parecía destrozar tanto a la tierra como al cielo. Claro que, tal como terminó el sublime arco argumental que componen las cinco primeras temporadas de Supernatural, acabamos entendiendo que Dios había acertado confiando en los hermanos Winchester para solucionar el conflicto. 

Seis temporadas después de aquellos acontecimientos, con alguna que otra "resurrección" y tras hacer frente a amenazas globales en forma de leviatanes, ángeles caídos o brujas que nunca han llegado a darnos tanto miedo como Lucifer y los jinetes del Apocalipsis, el Dios desaparecido ha hecho acto de presencia. En realidad (Y ESTO ES UN SPOILER) ya lo habíamos visto, pero aunque nos dieron pistas y muchos lo imaginaron ya, no lo sabíamos. 






La escena en la que Dios aparece y el momento en el que se presenta ante Dean y Sam ha supuesto para mí un gran punto de inflexión para completar la que es, a mi juicio, la mejor temporada de Supernatural después de aquellas en las que se estaba desencadenando el Apocalipsis. Y, repito, van 11. Los hermanos Winchester están, pues, en plena forma. Aunque hayan tenido sus bajones, más relacionados con las vueltas que se le ha dado a su relación tortuosa y a las tramas horizontales que a los capítulos autoconclusivos. 

Las episódicos de caza de todo tipo de monstruos no sólo mantienen el sabor original de Supernatural, lo mejoran. Porque los Winchester están cada vez más definidos y nosotros, sus seguidores, los entendemos mejor. Una simple mirada nos basta para ser cómplices. No fallan tampoco los episodios cómicos, los experimentales y los metaepisodios, esos en los que hablan de sí mismos (SPOILER: ahí está Dios). En esta misma temporada he disfrutado mucho del capítulo en el que el Chevrolet Impala del 67 se convirtió en absoluto protagonista, pues vimos todo el capítulo desde dentro, como viajeros invisibles de la caza por las carreteras del centro de EE.UU. 



El impala es el otro gran compañero de aventuras. 



Es cierto, no es la mejor serie de la historia. Pero un placer culpable, una alegría semanal, de la que no puedo prescindir. Supernatural estará conmigo un año más, el 12. Y estoy deseando un gran final en esta 11 temporada para esperar la próxima con muchas ganas. De momento ya tenemos a Dios. 



La serie de The CW se emite en Energy los fines de semana.

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