viernes, 15 de febrero de 2008

Cosas de autobuses

¿Qué se supone que debemos hacer con los asientos reclinables en el autobús?. Parece una perogrullada de pregunta, pero tiene su miga. Porque lo más habitual es encontrar autobuses en los que el espacio vital entre asientos equivalga, poco más o menos, al volumen de un cuerpo estándar. Y cualquier ocupación de ese espacio por algún otro elemento es claramente invasiva.
Así pues, atendiendo a estas características, cualquier movimiento en los respaldos puede ser detonante de conflicto. Y así ocurre en algunas ocasiones, cuando la paciencia de los afectados termina y los comodones exponen todo su descaro. ¿Para qué nos ponen palancas para regular el respaldo si lo más posible es que molestemos al de detrás?. O mejor, si van a poner respaldos abatibles, ¿por qué no separar más los asientos unos de otros?.
Me quejo de los asientos abatibles, pero otro tanto podría contar de las lámparas individuales. En muchos casos están, pero no funcionan. Así, el viaje de noche es una invitación a dormir, porque el vídeo o no se enciende o no se oye. Al parecer no pagamos lo suficiente como para merecernoslo.
Así que olvídate de utilizar el tiempo. Y eso que el viaje suele parecer interminable porque hay que exprimir el recurso y parar todo lo posible, incluso en perdidas áreas de servicio con precios prohibitivos.
Entre tanto AVE, los autobuses son ya el ‘patito feo’ de los transportes. Tanto que a veces pienso que nadie cuida de las concesiones. Y, así, las lìneas interurbanas están llenas de autobuses sin comodidades y servicios insuficientes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

yo creo que los asientos reclinables tienen una función: usarlos cuando no tengas a nadie en el asiento de atrás.

Anónimo dijo...

bueno, esto no tiene nada que ver con tu post, pero me apetece contarte las cosas por aquí que sé que te hace ilución. nuestr@ amig@ la charito, la fan de rita barberá número uno se traslada este mismo domingo al barrio, cerca de la calle pez... llámala, creo que ya se le ha quitado el mal de ojo y tiene alguna que otra novedad.

Provinciana dijo...

pues es un mundo apasionante el del asiento. sin ir mas lejos, el otro dia en el bus un chico le pregunto a la de atrás si podia reclinar un poco...y va la muy perra y le dice que no!!jolin, encima q pregunta el pobre joven, q era como un armario empotrado, y la de atras era mas menuda q un pin y pon. En fin, para reclinables, los del ave hijo, q maravilla, es q se hacen tumbona!!xo solo para privilegiados, claro!

Elisa dijo...

Ahora cuando rememoro mi pasado de viajera diaria de autobús Santa Olalla-Madrid / Madrid-Santa Olalla me siento feliz... ¡Qué mala época fue aquella! ¡Qué feliz viajo en el coche con Paco!

Laura dijo...

Viajes en autobús...¿a que aún os acordáis de cuando dejaban fumar y, tras la parada para comer, subía el personal alternando el palillo y el faria? Lo mejor para la digestión, sí señor, el pestazo de la gasolina con el del faria, los ojos llorosos por el humo y en en vídeo te encasquetaban una "familiar" comedia de Pajares y Esteso. Lo he vivido y puedo contarlo...por los pelos.