En este caso un simple gesto, una decisión de segundos, podría haber arruinado no sólo mi bolsillo sino también mi amor propio durante semanas. Todo por cerrar la puerta del piso antes de tiempo, sin comprobar si llevaba encima las llaves.
Yo soy despistado por naturaleza, pero una semana de hotel me habían llevado a olvidar la necesidad de llevar encima las llaves todo el día. Eso sí, fui consciente de mi olvido apenas una milésima de segundo después de haberse cerrado la puerta.
Me dije: "si has tenido la suerte de pillar a los guardallaves a unos minutos de salir de casa en fin de semana, no puede ser que el destino o el creador te haga la putada de que ahora la llave no entre". Tal escenario significa buscar un cerrajero, hacer decenas de llamadas para que luego te sablen como unos 120 a 150 euros del ala. Y sin entrar en casa en horas.
¡Y con las llaves en la cerradura!.
Con la incertidumbre de no saber si conseguiría abrir o no me encaminé a casa de Ignacio y Esmeralda, mis guardallaves de Madrid que a puntico estaban de salir de viaje. Arrastraba conmigo a mis dos compis de Granada, Elena y Rafa, que alucinaban ante mi pérdida total de los nervios.
Me dije: "si has tenido la suerte de pillar a los guardallaves a unos minutos de salir de casa en fin de semana, no puede ser que el destino o el creador te haga la putada de que ahora la llave no entre". Tal escenario significa buscar un cerrajero, hacer decenas de llamadas para que luego te sablen como unos 120 a 150 euros del ala. Y sin entrar en casa en horas.
Finalmente la llave entró. Y tan feliz. Ay.... que susto.
De la maravillosa Granada y la fantástica Alhambra ya hablaré otro rato. Eso sí, me fastidia pero no tengo fotos... A ver si me las mandan.
2 comentarios:
Bueno, final feliz pues, como tiene que ser.
¿No tienes una copia de la llave debajo de alguna maceta? Es un clásico.
lo mejor y lo que he hecho yo...tener una copia en mi billetera...jamás la abandono(mi billetera) y por ende mi copia de llave....fácil
Publicar un comentario