sábado, 6 de febrero de 2010

Historias de jota

Tengo la suerte de tener un trabajo que me permite conocer a mucha gente y, también, muchas formas de vivir o, por qué no decirlo, de sentir y entender la vida.

Y como para comprender hay que saber, creo que mi profesión me ha hecho ser una persona que siempre busco o intento encontrar, si no me vence la rabia antes, el otro punto de vista, ese que es más difícil entender y compartir, pero que también tiene su explicación.

Mi última experiencia es con un mundo con el que algo ya había tenido que ver, sino de qué me pongo 'a parir' un programa sobre el tema, pero que no ha dejado de sorprenderme desde que estoy trabajando en él.

La jota aragonesa. La real/tradicional y la que, dicen, se ha estado inventando (yo creo que diría, mejor, evolucionando) se revela ante mí como un universo de pasión y vidas cruzadas. Una historia de herencias generacionales que se entronca con las tradiciones más arraigadas de cada lugar...

Y, como en todo, historias personales increíbles. Amor, celos, intrigas (aunque no me creáis incluso orquesstadas por y contra el Estado...).


Es todo tan interesante, tan aparentemente divertido e ilusionante que, ahora, lamento que mi efervescencia juvenil me alejara de mi bandurria y del grupo de jota de mi pueblo. Porque, ¿qué planta tendría hoy yo con mi bandurria?.

1 comentario:

Otrabajo dijo...

"mi profesión me ha hecho ser una persona que siempre busco o intento encontrar, si no me vence la rabia antes, el otro punto de vista, ese que es más difícil entender y compartir, pero que también tiene su explicación."

Alberto, ya estas preparado para conocer de primera mano la Jota tortosina. :-)

Acércate a Tarragona, la recordarás siempre.