Observo con altas dosis de asombro e
incredulidad como la crisis económica, la sistémica y la de total falta de
confianza en las élites de nuestro país están provocando comportamientos que a
mí, al menos, me parecen difíciles de entender.
Así, no he entendido el sentimiento de simpatía
general que ha recibido la confesa ladrona de unos 200 euros de una tarjeta de
crédito particular, por mucho que no estuviera guiada por la avaricia o el lucro.
Se pueden disculpar acciones fruto de la desesperación, pero yo pensaba que el
conjunto de la sociedad seguiría valorando más la capacidad de no abrazar la
ilegalidad pese a todo. Y menos si tal comportamiento es a costa de otra
persona inocente de tal penuria.
No comprendo cómo se ha llegado a confundir el
acto de presionar para evitar una condena injusta, que lo era, con la
comprensión de la acción que la había provocado. Ha sido tal el apoyo de una
sociedad guiada por unos medios de comunicación tendenciosos, que la actitud de
la protagonista evolucionó en pocos días de una postura avergonzada y humilde a
otra soberbia y firme. De hecho, cuando se conoció su indulto, grito a los
cuatro vientos que ahora volvería a disfrutar de la vida “tan ancha”. No
parecía haber interiorizado ninguna lección de su “fechoría”. Porque por mucho
que se pueda justificar, lo que hizo esta señora fue una maldad hacia otra
persona que podría haber estado en la misma situación que ella.
Me preocupa que la crisis total también se
convierta en una crisis de valores y de ética compartida por todos,
escudándonos en ese argumento de “cómo lo hacen todos…”.
Fuente: msn / Factoría de Información
2 comentarios:
Entiendo que más allá de lo que pueda considerarse como una consulta inadecuada, de fondo lo que subyace es que la gente la ha identificado con sus problemas, con su realidad; y que en una España en la que se roba a manos llenas, desde las más altas esferas y con absoluta impunidad, esta mujer era una especie de víctima que robo para comer, cuando otros roban por codicia y con la absoluta complicidad del poder.
El problema es precisamente ese, que porque unos roban a manos llenas entendamos que el robar está justificado
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