jueves, 21 de mayo de 2009

Artículo: Internet


El domingo se celebró el día internacional de Internet, una de esas festividades nada arraigadas, reproducidas alarmantemente, que nadie sabe muy bien por qué están. Claro que, si los Reyes Magos son fiesta de guardar, ¿cómo no va a tener su día, aunque no sea festivo, un invento que ha revolucionado la ciencia y la tecnología?.

Porque, creo, hoy todos coincidimos en la relevancia que tiene la red global. Un vehículo de conocimientos que no sólo ofrece recursos para la educación, la comunicación o la economía. Además es un vehículo para el reconocimiento mutuo de los pueblos del mundo, para la convivencia y el respeto de la diversidad. Otra cosa, claro, es cómo se esté utilizando. Y es que la base del invento es buena, pero no siempre su uso.

Es algo parecido a lo que pasa en nuestro país. Por un lado, todos parecemos estar de acuerdo en lo importante que es la implantación de Internet, como un recurso necesario para no perder la senda del desarrollo. Otra cuestión es lo que se hace para conseguirlo.

Porque no me parece que sea bueno para el futuro que España que nuestros precios de ADSL sean los más altos de Europa. O porque hay cientos de núcleos poblados donde ese servicio ni llega. Y, así, no me parece extraño que seamos uno de los países con menor penetración de Internet en la sociedad.

Y digo yo que, en lugar de regalarnos ordenadores, ¿no sería más fácil y provechoso que alguien controlara el servicio y los gastos que supone?. Al fin y al cabo, ¿el desarrollo no debe guiarse por planes a largo plazo?.

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