La desesperación de miles de personas en el interior de China, después del terremoto, llega hasta nosotros a través de una gran profesional. Me impresiona ver, mochila al hombro y junto a los equipos de rescate, a Rosa María Calaf. Debería ser, para todos los periodistas, un referente. Para mí lo es. De hecho, no hay reconversiones o prejubilaciones que puedan con su buen hacer. Parece que nada como pez en el agua en el extremo oriente y que nada se le resiste. Pero al mismo tiempo que entrevista al recién elegido primer ministro chino sin haber salido todavía del Congreso del Partido, se calza la mochila y las botas y recorre los restos de la catástrofe, llegando casi al mismo tiempo que los equipos de rescate. Ya es leyenda al tiempo que, hoy por hoy, su aportación es imprescindible.
1 comentario:
Coincido contigo. No sé si sabes que sí estaba dentro de los que iban a prejubilar, pero ella se negó a hacerlo voluntariamente. Alguna lumbrera de TVE debió caer en la cuenta de que esta mujer llevaba años por Oriente y que en verano había Olimpiadas, así que la rescataron.
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